¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia -
Capítulo 117
Capitulo 117
De verdad no sentia nada por ella? ;Ni siquiera amistad?
La mirada de Asier era fria: “Cuando
decidiste hacer todo esto, debiste prever las consecuencias. Traicionar al Grupo Griera y a mf, debiste como terminaria!”
El corazon de Maribel parecia golpeado por un martillo pesado, las lagrimas brotaron
Si Asier seguia siendo el mismo Asier, frio e insensible, sin ningun atisbo de piedad.
;Coémo podia tener piedad ante el error fundamental que ella habia cometido?
Fue tan ingenua, pensando que Asier le tendria un poco de carifio
;Por qué estas tan empefiada en echar a Elia, esconde algun secreto? Asier
metié sus manos en los bolsillos y la miraba fijamente.
Maribel de repente entr6 en panico y dijo “Sr Griera, la razén por la que quiero alejar a Elia era porq “Pero, por qué una vez que Elia aparece, puede estar
tan cerca de ti, puede recibir tu abrazo e incluso tus besos? Habia estado a tu lado durante diez afio celosa de ella, la odio, temo que te
robe
Maribel hablé emocionada, llorando Se vefa avergonzada, totalmente distinta a su habitual eleganci: Los celos pueden hacer que la gente se vuelva loca
Asier parecia serio y la miraba con indiferencia: “Cometiste un error, no habia excusa para ello!”
A las 12 de la noche, comisarfa de policia
Elia estaba cabeceando, la puerta se abri6, el policia dijo: “Elia, alguien habia venido a verte.”
Elia levanté la cabeza rdpidamente, vio al policia junto a la puerta, y al lado del policia, un hombre. El hombre vestia un traje negro, muy limpio. Su figura alta parecia atin mas imponente
Era Asier!
;Coémo es que él esta aqui?
Al verlo, los latidos del corazén de Elia se aceleraron repentinamente y sus ojos se abrieron de par a Ver a Asier aqui era una sorpresa y una alegria inesperada.
Asier también la miraba, ella estaba sentada al lado de las barras de hierro, abrazando sus piernas, p Tenia los ojos rojos e hinchados, probablemente por llorar
o porque acababa de despertarse y parecia cansada.
De repente, sus miradas se cruzaron y parecié que el tiempo se detuvo
"Asier, has venido a verme?” Después de un rato, Elia logré reaccionar y pregunté con la voz ronca. “Ya puedes irte” Dijo Asier.
Desconcertada, Elia preguntd, “;Cémo?”
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