¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
Capítulo 1522

Capitulo 1522

Elia estaba preocupada por la franqueza de Jimena, temiendo que dijera algo que sacudiera la tierra. Rapidamente tomo la iniciativa de chocar copas con Jimena, diciendo: “Eres una gran disefiadora, toma un taza de café. ;No decfas que nunca has montado a caballo y que te gustaria probar?”

Elia cambi¢ de tema para evitar que Jimena hablara de mas y arruinara un trato ya casi cerrado. Los grupos Fuentes y Griera atin no habian firmado el contrato, y un acuerdo sin firma puede romperse en cualquier momento.

Elia temfa que Jimena, en un momento de orgullo, dijera algo que desagradara a Asier y estropeara el negocio.

Aunque Elia no entendia mucho a Asier, conocia su temperamento caprichoso. Cuando estaba de buen humor, todo estarfa bien; pero si alguien lo ofendia aunque fuese sin querer, él cambiaba de cara mas rapido que de pagina.

;No fue Cecilia y Asier quienes rechazaron su propuesta de disefio cuando lo discutieron con Morfis y Ramiro antes?

Ahora alli estaba, compitiendo con Vicente y Orson por el mismo disefio.

¢No era cierto eso de que lo prohibido es més tentador?g2

Los planos eran idénticos a los que le habia mostrado a Morfis, sin cambio alguno.

La Ultima vez, la llegada de Asier y Cecilia hizo que Morfis rechazara la compra, pero esa vez, Asier estaba interesado junto con Orson.

;Serfa que lo que se pelea sabe mejor?

Al oir a Elia, Jimena gir sus grandes ojos redondos y rapidamente dijo: “Ah, si, si, estoy deseando montar. Sefior Griera, sefior Fuentes, sefior... sefior Salcedo, brindo por ustedes con café en lugar de vino, voy a montar.”

Jimena sostuvo su taza, dio una vuelta por la mesa y luego se la bebié de un trago. Dejé la taza, tomo a Elia del brazo, les hizo una sefia juguetona a los hombres sentados y se llevo a Elia hacia el hipédromo. Cuando se alejaron un poco, Elia se acercé a Jimena y le susurré: “Tu conmocién cerebral alin no se ha curado del todo, ;de verdad vas a montar?”

Solo estaba buscando un tema para evitar que Jimena hablara demasiado, porque quien habla mucho, erra mucho.

“Por supuesto, desde pequeia he querido montar, pero mis padres no me dejaban. Ahora que tengo la oportunidad, ;cémo no voy a aprovecharla?” Jimena estaba segura de si misma

“Pero tu salud...” Elia estaba preocupada.

“No te preocupes, mi conmocion cerebral ya esta casi curada. Elegiré un caballo més pequefio y montaré despacio.” Jimena traté de tranquilizar a Elia.

"Esta bien,” dijo Elia.

"¢Vas a montar?” pregunté Jimena.

Elia negé con la cabeza: “Soy cobarde, tengo miedo.”

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“No hay problema, yo monto delante y ti sigues detras. Tu solo sigue mis pasos, montaremos despacio, alentd Jimena a Elia.

“Mejor no, no soporto los baches en el caballo,” dijo Elia.

Jimena se sorprendié por un momento y luego se rio para sf misma: “; Sera que los baches te han dejado un trauma psicolégico?”

Elia, mortificada, entendi6 el doble sentido en las palabras de Jimena y, sonrojandose, le dio un golpecito en el brazo y dijo: “Deja de bromear, estamos en publico.”

Jimena siempre habia sido asf, sacando chistes subidos de tono tan facilmente, era insoportable "iDe qué tienes miedo? Hablamos tan bajo que nadie puede oirnos,” dijo Jimena.

Asier observaba la silueta de Elia, ella y Jimena refan y jugueteaban juntas, su sonrisa optimista y animada reflejaba un tinte carmesi bajo el sol.

Era como un brillo saltarin en el corazon de Asier, embeleséandolo.

"Vicente, vamos a montar,” sugirié6 Orson

Después de hablar con Vicente, se dirigi6 a Asier y dijo: “Asier, quieres apostar con Tomeo quién ganar, si yo o Vicente?"

Estaba desafiando a Vicente a una carrera de caballos.

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