¡Mi hermosa esposa es una ex convicta! Novela -
Capítulo 2921
Capítulo 2921
Sesatsi beteZPAN M
El a
RITORNA de Shanars
Ella firmemente en el relieve
Vate Treler sólo estableció el aún persistente s 200 ANN
convirtiéndose en piedra
Si el accidente anterior se debió a estar borracho, entonces…
¿Éste?
Ella no quería tener ese tipo de relación con él.
Ella no eraNASTOSARIA
Ella lo amaba tanto, pero ahora el hombre que más amaba no creía en sus palabras y estaba haciendo cosas que la lastimaban.
Las lágrimas no pudieron evitar fluir de sus ojos y Valda Theller dejó de luchar.
Era como si se hubiera resignado a su destino.
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Las lágrimas corrieron por sus mejillas hasta sus labios al besarse, haciéndole saborear el sabor salado.
Cuando levantó la mirada, vio que su rostro ahora estaba cubierto de lágrimas.
Esos ojos redondos también estaban llenos de lágrimas.
Lo último que quería ver eran sus lágrimas.
—No llores —murmuró, besando sus lágrimas.
“Brian Hart, si realmente no me vas a dejar ir, está bien. Pero no quiero quedar embarazada. Si tienes alguna compasión o sentimiento de culpa hacia mí, espero que puedas tomar precauciones”. Valda Theller cerró los ojos y permaneció inmóvil, como si toda su alma se hubiera vaciado, dejando solo una cáscara.
“¿Tanto me odias?” preguntó.
Ella no respondió, seguía inmóvil.
Después de un rato, se levantó y le arregló la ropa desordenada. “Valda Theller, hoy fui impulsivo. Lo siento…”
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Sus palabras anteriores fueron como un balde de agua fría, extinguiendo su impulso y su ira.
También le hizo darse cuenta de lo que estaba haciendo.
Él había jurado no permitir que la lastimaran otra vez, ¡pero ahora era él quien la lastimaba!
Valda Theller abrió lentamente los ojos y miró al hombre frente a ella, con una expresión triste en su hermoso rostro.
A ella también le dolía el corazón.
“Me has pedido perdón tantas veces, pero ¿sabes lo que te dije?
¿Qué quieres? Respeto y confianza”, murmuró Valda Theller.
Esbozó una sonrisa amarga y retrocedió unos pasos. “Lo siento… lo siento…”
En ese momento, parecía que no sabía qué más decirle además de “lo siento”.
—Tú… descansa bien. No haré nada que pueda hacerte daño… —dijo, dándose la vuelta y saliendo de su habitación.
Al entrar en la sala de estar, se agachó y recogió las fotos del suelo.
B
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