Receta para robarle el corazón al Dr. Farel novela completa -
Capítulo 226
Al día siguiente, Valerio se presentó sin reservas en el hospital, acompañado por una visita.
El visitante era un cabecilla de Parque AA, un grupo criminal de reciente formación que había ganado notoriedad en los últimos dos años. Con una reputación de ser despiadados y generosos en sus acciones, habían crecido en poder y se habían convertido en rivales directos de Leandro Reyes.
Nadie sabía cómo Valerio había logrado convencerlos para colaborar.
—Les presento al jefe de Parque AA—dijo Valerio, tomando la palabra—. Yo solo hice la conexión, ustedes manejen el resto.
Después de esas palabras, se llevó a Evrie consigo.
Evrie sabía que no debía estar ahí en esos momentos. Miró a Farel buscando aprobación y, al recibir una señal de él, decidió seguir a Valerio.
Cuando se quedaron a solas, el hombre mostró una sonrisa enigmática.
—Señor Haro, he oído mucho sobre usted.
Farel entrecerró los ojos y dijo—Te conozco, eres Marcos, uno de los más buscados en el país. ¿Así que cambiaste de apellido después de desaparecer por unos años?
Marcos levantó una ceja, destacando una cicatriz pronunciada sobre ella.
—No tuve más remedio, después de unos problemas que tuve, tu padre ordenó una búsqueda nacional y no me quedó otro lugar donde esconderme que este rincón olvidado.
Luego, con una sonrisa burlona, añadió—Quién lo diría, el mundo es un pañuelo y aquí estamos, viejos rivales. Dígame, señor Haro, ¿viene a hacer amigos o a buscar enemigos?
Farel lo miró de reojo.
—No soy policía, no tengo interés en atraparte ni en hacer amistad contigo. Vamos al grano, necesitamos colaborar para derribar a Leandro y acabar con toda su organización. Tú sigues con tu parque, y yo me vuelvo tranquilo a mi país, ¿qué te parece?
Marcos soltó una carcajada.
—Tú y tu padre son muy distintos, eres práctico, frío. Pero dime, ¿por qué estás tan decidido a acabar con Leandro?
—Nada importante, asuntos personales—respondió Farel, como si fuera algo trivial.copy right hot novel pub
—Curioso, yo también tengo cuentas personales pendientes con él, incluso sueño con matarlo con mis propias manos. Pero dime, señor Haro, sin influencia ni poder aquí, ¿cómo puedes ayudarme en esta colaboración?
Marcos no estaba interesado en un mal negocio.
—No será fácil, Leandro tiene uno de los grupos armados más poderosos del Triángulo Norte, es astuto con sus construcciones y sabe cómo protegerse con buena suerte. Además, tiene conexiones poderosas tanto dentro como fuera del país, nos ha causado muchas pérdidas en estos años. No será sencillo.
Farel se rio levemente—Eso es porque no conocen las estrategias de guerra. Quien realmente entiende el arte heredado de nuestros ancestros, está destinado a ser el líder.
—¿Quieres decir que conoces el arte de la guerra?—preguntó Marcos, elevando una ceja.
Farel no respondió, en cambio, le lanzó un montón de papeles.
En ellos había escritos y mapas marcados en ciertos lugares.
—En la guerra, la inteligencia es más valiosa que la fuerza bruta.
Al leer las notas, Marcos cambió su expresión y su actitud hacia Farel ya no fue la misma.
—¿Hiciste todo esto tú?—preguntó incrédulo.
Marcos se mostró asombrado.
—¿De verdad?
Farel continuó—Te puedo dar los planos, pero tengo una condición.
—Dime.
—Necesito a dos personas con vida, Zeus y Óscar. Tienen que traérmelos vivos.
Marcos, esa vez, no puso objeciones.
Llevaba consigo apenas a dos personas, para él eso no era ningún desafío.
—A Zeus lo conozco, pero ese tal Óscar, pásame una foto para que mis muchachos lo chequen bien— dijo él.
Farel, siempre preparado, abrió el cajón y le lanzó varias fotos de Óscar.
Entre ellas había algunas donde Óscar aparecía tan maltratado que se veía irreconocible.
Marcos guardó las imágenes, no sin antes mostrar su admiración hacia Farel con la mirada.
—Sr. Haro, es una lástima que solo sea médico con el talento que tiene, si se uniera a nosotros…—
Farel lo interrumpió, —Toma tus cosas y lárgate.—
Marcos no dijo nada más.
Era cerca del mediodía.
Evrie, que no tenía mucho qué hacer, decidió ir a la pequeña cocina del hospital para preparar el almuerzo.
No solo Farel, ella tampoco podía acostumbrarse a la comida local.
Justo cuando estaba poniendo los ingredientes en la olla para empezar a cocinar el caldo, la puerta se abrió de golpe provocando un estruendo.
Evrie giró instintivamente para ver qué pasaba.
Cuando vio la enorme figura en la entrada, su rostro se palideció del susto en un instante.
—Ahaaaa…— tartamudeó.
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