Capítulo 1712

Berta quedó sin palabras.

Carmen se acercó y dijo: “Papá, no puedes culpar a mamá por malinterpretarte, ¡siempre he pensado que favoreces más a Sofía!”

Arturo levantó la cabeza y miró a su hija menor y le contestó, “¿Qué no te quiero, pequeña desconsiderada?”

Carmen dejó su medio taco a medio comer, cruzó los brazos y dijo, “Sí, me quieres, pero solo cuando Sofía no está. ¡Cuando Sofía aparece y murmura un par de cosas, de repente haces todo lo que ella dice!”

Arturo sabía que, a veces, realmente favorecia a Sofía, no porque amara a una hija más que a la otra, sino porque sentía culpa hacia la madre de Sofia.

“Carmen, ¿cómo puedes describir a tu hermana como provocadora? Sofía puede ser un poco caprichosa, pero no está intentando provocar a nadie. No vuelvas a hablar así de tu

hermana.”

Al escuchar la corrección seria de su padre, Carmen casi revoleó los ojos y dijo, “¡Ya ves! ¡Ahi vas de nuevo, papá! Siempre ignoras la realidad, cada vez que hablo de Sofía, dejas de escucharme, ¿no te das cuenta de lo consentida que está de tu parte?”

Berta interrumpió a su hija y dijo, “Basta ya, Carmen, deja de hablar.”

Carmen frunció el ceño, pero obedeció a su madre y se sentó a un lado.

Arturo miró a su esposa y dijo, “Berta, ¿puedes volver conmigo ahora? Mi amor por mis dos hijas es el mismo.

Berta lo miró, sus ojos ya no estaban llenos de resentimiento, pero seguía pareciendo complicado y ligeramente culpable.

“Arturo, me conmueve que te preocupes tanto por Carmen, fue mi error culparte.”

Arturo suspiró de alivio, “Entonces, ¿puedes empacar y regresar conmigo?”

Extendió la mano para tomar la de su esposa…

Sin embargo, Berta rechazó su contacto y negó con la cabeza, “Arturo, he pensado mucho estos días. Aunque hemos aclarado el malentendido, si Carmen y yo volvemos contigo ahora, nada cambiará, solo repetiremos los errores

Sofía aún no nos aceptará, ni a mi ni a Carmen, y tú seguirás atrapado en el medio, cansado. Yo estoy cansada.

Quizás sería mejor que nos separemos. Quiero que la infancia de Carmen sea simple y fácil. En cuanto a las inversiones que dijiste que habías hecho para Carmen, nosotras apreciamos tu intención. Si quieres darle todo a Sofía o donarlo, está bien Carmen y yo

no volveremos contigo.

Arturo no entendía, ¿por qué, incluso después de aclarar todo, su esposa todavía no quería volver con él?

“Berta, si tienes alguna insatisfacción conmigo, solo dime. No seas así…”

Berta negó con la cabeza, “No estoy insatisfecha contigo.”

Realmente no había nada, el único obstáculo entre ellos era su hija mayor, Sofía, y ese obstáculo nunca desaparecería.

Durante esos años, debido a las provocaciones de Sofía, habían tenido innumerables

discusiones…

Estaba cansada, realmente cansada.

Ser madrastra no era fácil, tenías que tratar a los niños con cuidado, pero nunca era

suficiente.

Preferiría criar a Carmen por su cuenta, para evitar tener que mirar la cara de Sofía en el futuro.

Arturo frunció el ceño y dijo, “¡Berta! ¿Qué más quieres que haga?”

Berta respondió: “No necesitas hacer nada por mí. Creo que sería mejor para ambos si nos separamos.”

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