Un Beso Que Le Atrapó A Mi Señor Perfecto Novela Completa
Capítulo 2049

Capítulo 2049

Después de regresar a casa, Maira pasó la mayor parte del tiempo acompañando a Brenda.

Ella era la primera persona en la vida de Maira que la trataba tan bien, y Maira quería hacer todo lo que estuviera en su alcance para ella.

Después de la cena, llevó a Brenda de vuelta a su cuarto y luego Maira se retiró a la suya.

Hacia mucho que no volvía a su habitación que todo le parecía extraño.

Esa habitación ni siquiera era suya; ella no pertenecia a ese lugar, y ese lugar tampoco le pertenecía a ella.

Maira se quedó parada en silencio frente a la puerta por un momento, luego se cambió y, después de ducharse, se tumbó en la cama.

A pesar de que la noche anterior había dormido mal y estaba exhausta, cerraba los ojos y no conseguía

conciliar el sueño.

Dándose vueltas en la cama sin encontrar reposo, Majra seguía despierta cuando el sonido de un carro llegó desde afuera.

Era Leonardo que estaba regresando.

Maira estaba a punto de levantarse cuando de repente recordó lo que Elvira le había dicho ese día.

La rabia le volvió a arder por dentro y, apretando los dientes, se recostó en la cama y cerró los ojos.

Cuando Leonardo entró al cuarto, vio a Maira tumbada en la cama, sin hacer ningún ruido. Parecia que

estaba dormida.

Él tomo una ducha y luego se acostó con cuidado en la cama, tratando de no despertar a Maira.

Pero justo al acostarse, Leonardo escuchó una respiración agitada a su lado.

Esa respiración era señal de que no estaba durmiendo.

Ella estaba fingiendo.

Leonardo se sintió molesto. ¿Qué significaba esto? ¿Que la mujer no quería verlo y por eso se hacia

dormida?

El hombre se acercó a Maira en la cama, pegándose mucho a ella.

Al sentir la cercanía de Leonardo, Maira se sintió incómoda y se apartó hacia el otro lado.

Su reacción hizo que Leonardo se sintiera aún más incómodo y frío, y se desplazó hacia ella de nuevo.

Maira seguía apartándose en la otra dirección, aumentando la distancia entre ellos.

Después de varios tira y afloja, Maira terminó cayendo al suelo.

“¡Ay!”, gritó Maira por el dolor, “¿Qué haces?”

Viéndola caer, Leonardo dijo con sarcasmo: “No hice nada, solo me sorprende que la Señorita Jurado, dormida como estaba, pudiera moverse tan rápido.”

La miró de arriba abajo asegurándose de que no se había lastimado antes de calmarse.

Maira se sentó en el suelo, frotándose el trasero, y respondió con irritación: “Me has despertado con la

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caida, hay algún problema?”

“¿En serio?” Leonardo resopló friamente, “Nunca supe que la gente respira tan irregularmente mientras duerme. ¿Quieres que te lleve al hospital a que te revisen?”

Al oir esto, Maira se dio cuenta de que él habia notado que estaba fingiendo dormir desde que se acosto, y que todo lo que habia seguido era para burlarse de ella.

“Ah, qué agradecida deberia estar,” dijo Maira con sarcasmo mientras se levantaba del suelo. “Yo podré ser buena actriz, pero nunca tanto como tú.”

Leonardo ya estaba molesto porque ella fingia dormir para ignorarlo, y al escucharla hablarle así, se enfureció aún más: “¿Qué quieres decir con eso?