¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia -
Capítulo 1524
Capitulo 1524
Elia lanzd la pregunta y se encontré con la mirada fria y oscura de Asier.
Parecfa que se habfa enfadado.
Pero Elia pensaba que lo que habfa preguntado era una cuestion realista. Después de todo, Asier y Cecilia estaban juntos gracias a la intervencion de sus respectivas familias, y el matrimonio era solo cuestion de tiempo.
Al decir que asistirfa a su boda, demostraba que no le importaba que él se casara con otra mujer, que lo habfa superado y que no tenia ninglin pensamiento indebido hacia él.
;Eso no demostraba también que su presencia no representaba una amenaza para Cecilia?
Si Elia no tenia intenciones hacia Asier, no interferiria en su matrimonio con Cecilia e incluso les desearfa lo mejor. Asier no tendria que preocuparse por hacerla desaparecer para la tranquilidad de Cecilia.
Para Asier, no tendria que esforzarse en eliminar un obstaculo y tampoco tendria que preocuparse por explicarle nada a Cecilia.
¢Acaso no era una situacion en la que todos ganaban?
;Por qué estarfa enfadado?g2
La mirada penetrante de Asier se clavé en Elia. La pregunta que ella le habia hecho, directa y decidida, fue como un ladrillo que le golped el corazén lleno de esperanza.
La ira y el dolor coexistian.
Asier no era una persona melodramatica y rara vez hacia ese tipo de preguntas sentimentales. Habfa superado su reluctancia a preguntarle sobre esos tres afios, si habfan tenido su propia época de adversidad compartida.
;Eran sus sentimientos por él tan profundos como los que tenfa por Jimena?
No solo no respondi6, sino que le pregunté cuando se casaria con Cecilia. jIncluso queria asistir a su boda con Cecilia!
;Tan ansiosa estaba porque se casara con Cecilia?
El fuego de la esperanza en los ojos de Asier se extingui6 y su voz baja y magnética llevaba un tono de intimidacién: “jLo que sucede entre Cecilia y yo no es asunto tuyo!”
El corazon de Elia se estremecio y bajo la mirada, asinti6: “Esta bien, no es asunto mio. Eso es entre td y tu futura esposa, Sr. Griera. Disfruta del espectaculo, yo voy a descansar un rato.”
Las largas pestafias de Elia se bajaron, ocultando la profunda decepcién en sus ojos. Paso6 por el lado de Asier sin siquiera mirarlo y se dirigi¢ directamente a la zona de descanso.
La cara de Asier estaba tensa, su presencia era fria y sombrfa, y su mirada se fijé en el hipédromo, aunque sus ojos no mostraban emocién alguna. Mordia ligeramente sus molares, con los musculos de la mandibula tensos.
Mientras tanto, en el hipédromo, Orson y Vicente se habfan cambiado a sus trajes de montar y estaban sobre sus caballos
Orson habia elegido un caballo blanco, con un mechén de pelo en forma de reldmpago en la frente
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Era un caballo raro, conocido como “el caballo del tesoro”, y corria muy rapido.
Orson cabalgaba con vigor, persiguiendo a Jimena.
A diferencia de la cautela de Jimena, que iba a paso lento y temerosa. Orson montaba con una postura gallarda y estandar, y su ya atractiva apariencia le hacia parecer un principe sobre un caballo blanco
Pronto, estaba a punto de alcanzar a Jimena. Para advertirle que se acercaba, Orson le grité desde atras: “jJimena, te mueves como una tortuga subiendo una montana! jQué lenta!”
Al escuchar que alguien la llamaba por su nombre, Jimena miré instintivamente hacia atras. Al hacerlo, perdi el equilibrio, ya que no era buena montando. Sus ojos se abrieron de par en par por el miedo y grité: “jAh!"
El caballo siguié corriendo sin importarle si ella estaba a punto de caer. Jimena se balanceaba de un lado a otro en el lomo del animal, a punto de caer.
Orson sintié un nudo en el corazén, azoto las riendas y aceleré para alcanzarla. Justo cuando Jimena estaba a punto de caer, Orson la rode con sus brazos y la atrajo hacia él con un fuerte tirén, haciéndola sentarse en su caballo.
Con el movimiento en el aire, la peluca de Jimena se solté y cay6 al suelo. Su espalda se apoyé contra el pecho amplio de Orson.
Sin tiempo para sentir el calor de su pecho, Jimena vio de reojo como su peluca se cafa y grité alarmada, cubriéndose la cabeza con pénico: “jAh, mi peluca, mi peluca se ha caido!”
Capitulo 1525
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