Capitulo 285

El mévil no paraba de sonar.

Respiro profundamente y contesté a regafiadientes: “;Qué quieres?”

“Solo vengo a devolverte tu bolso,” contesté Sergio con voz tranquila al otro lado del teléfono.

El dia anterior, cuando Sergio la llevé a casa, ella dejé su bolso en su auto.

Para su sorpresa, hoy él decidié devolverlo en persona

Elia no queria tener nada mas que ver con él, temia que pensara que ella le estaba dando una oportunidad.

La verdad era que ellos ya no tenian ninguna posibilidad, y ella no queria que el se hiciera ilusiones. “No lo quiero, puedes tirarlo a la basura, dijo Elia, a punto de colgar

"Estoy afuera de tu edificio, si no bajas, subire a buscarte, Sergio interrumpi6 a tiempo.g2

Elia se sinti6 un poco nervosa y rapidamente respondié: “No subas, yo bajare”

En casa tenia a sus cuatro pequenios tesoros, ;qué pasaria si él los veia?

No podfa permitir que eso sucediera.

Elia se sentia frustrada, ;por qué todos sabian donde vivia?

Que Asier lo supiera estaba bien, probablemente lo averigué por su expediente de trabajo.

Pero, ;co6mo lo sabia Sergio?

Cuando entro a trabajar en Serelia Ltd., no dio su verdadera direccién para evitar ser molestada. Sergio no solo sabia en qué urbanizacién vivia, sino también en que apartamento. {Seguro que fue Vania quien se lo dijo

Si todavia estaba en contacto con Vania, jpor qué venia a buscarla?

Elia bajo las escaleras con confusion y molestia.

Como bajo por las escaleras, comenz6 a sentirse ansiosa. Cuando finalmente se encontré frente a Sergio, estaba jadeando y sus mejillas estaban rojas.

Sergio estaba apoyado en su Porsche plateado con una mano en el bolso y la otra en el auto. Al verla tan agotada, extendid la mano para acariciarle la cabeza, como solia hacer.

Elia reacciono rapidamente y esquivo su mano, diciendo enojada: “No me toques, dame el bolso y puedes irte”

Agarré el bolso de su mano y hablé con frialdad.

Sergio se quedo con la mano en el aire, haciendo un gesto de impotencia. Al verla solo con su pijama, se quito la chaqueta y dijo: “Hace frio por la noche. no te vayas a resfriar”

Le puso la chaqueta a pesar de las protestas de Elia: “Pontela, yo te hice bajar. Si coges un resfriado, sera mi culpa.”

Elia dejo de resistirse.

Al ver que parecia aceptar, Sergio no se demoré més y se fue en su auto.

Mientras veia alejarse su auto, Elia murmuré molesta: “Ya te dije que no me buscaras, aunque me ponga enferma, no es asunto tuyo.”

Recordé como la llamaba carifiosamente Elia, como si fuera uno de sus hijos, cuando estaban juntos hace cinco afios.

Los recuerdos del pasado eran tan dulces que le humedecieron los ojos.

Pero el pasado es solo eso, pasado. Los recuerdos son como el viento, no se pueden ver ni tocar Levanto la cabeza, tratando de contener las lagrimas, solo para ver las luces titilantes de la calle y las polillas que revoloteaban, volando incesantemente hacia la luz y el calor.

Las polillas entienden que deben seguir adelante hacia la luz

;Por qué los humanos insisten en mirar atras y hundirse en la oscuridad?

Mientras pensaba en eso, un haz de luz brillante vino de lejos, deslumbrando sus ojos.

Cubri6 la luz con la mano y mird hacia la fuente de la luz, un Rolls Royce negro, rompiendo la oscuridad de la noche con elegancia y frialdad, llegé veloz

El auto negro, bajo las luces de neon de la ciudad, desprendia un brillo lujoso y aterrador.

No podia ser mas familiar con ese auto

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